Normal. El poder extraordinario.
En la época más cruda y descarnada de la dictadura de las redes sociales, de la tiranía de la imagen y de la ostentación del éxito, este trabajo viene a reivindicar la normalidad como el auténtico motor de la vida, y condición sine qua non para cualquier avance de la sociedad.
Lo cotidiano, por el mero hecho de serlo, se aleja del foco, se desprecia y se esconde. Sin embargo, sin ello, sin ellos, todo se detendría.
El día a día que nos lleva al mañana fue un título que se barajó para este trabajo, pues profundiza en la idea de que quien realmente hace avanzar el mundo es la gente normal con sus trabajos y sus actos diarios. Pero esto es algo que, por evidente, nos cuesta ver.
Los genios, las personas extraordinarias en cualquier disciplina, y el talento en general, son lo que abren rutas, marcan el camino, y señalan la dirección, pero el motor que empuja para recorrerlo es la gente normal. Si la suma de unos y otros es el secreto para evolucionar, los homenajes no solo pueden caer de una parte.
No se trata de quitar honor ni mérito a los que actúan como un GPS y nos invitan a avanzar, sino que se trata de reconocer también el mérito de los que actúan como un motor empujando en su día a día para llevarnos a esos destinos.
Porque a Mick Jagger o Bill Gates alguien les lleva la compra a casa, ¿no?